blog de sexologia
Desmitificar el sexo anal
LA PREGUNTA
Llevo un año con mi pololo y nos gusta experimentar a la hora de tener sexo. Pero no hemos tenido sexo anal, porque me da miedo que me duela o que se produzca una infección. Mis amigas ya lo han hecho y a mí me llama mucho la atención. Me gustaría saber si es peligroso y cómo puedo disfrutarlo.
Valentina, 22 años.
LA RESPUESTA
Higiene
Se suele pensar que el sexo anal es antihigiénico o sucio debido a la materia fecal que produce el intestino y que expulsamos por el ano. Pero no debería serlo. La presidenta del Instituto Americano de Sexología (INASEX), Karen Figueroa, explica que «si se mantiene la práctica de manera correcta y como corresponde, no debería ser antihigiénico».
El ginecológo Ricardo Pommer dice que es normal que si practicamos este tipo de sexo salga materia fecal de la zona, salvo si te preparaste antes de hacerlo. Además, dice que hay diferentes alternativas para evitar que eso pase. Por ejemplo, hay personas que antes de tener sexo se hacen un «fleet» que es un lavado a la ampolla fecal que es donde se juntan las depocisiones, parecido al lavado intestinal que se realiza en las colonoscopias.
Karen Figueroa recomienda la opción de las duchas anales. Estas «se pueden adquirir en un sex-shop. Son unos artefactos que se enroscan en la ducha teléfono y se introducen a través del ano. Con éstas se puede hacer un lavado relativamente profundo que puede asegurar que la penetración sea limpia». Sin embargo, agrega que «siempre habrá materia fecal pero por lo menos con la ducha nos aseguramos que tendremos un área bastante más limpia». Por último, explica, una manera de no tener contacto con la materia fecal de tu pareja es el uso de preservativo. La sexóloga recomienda su uso en cualquier tipo de sexo.
Infecciones
Con el sexo anal surgen las dudas respecto al contagio de infecciones o enfermedades. Pommer dice: »Es más probable contagiarse teniendo sexo anal que vaginal, debido a que el ano no está hecho para este acto. Por lo tanto, al tener sexo anal, el ano sí o sí va a sufrir lesiones y rupturas perceptibles o no perceptibles. Esto quiere decir que se va a exponer a una mucosa desprovista de protección. Si hay una eyaculación y el hombre es portador de cualquier enfermedad, por ejemplo de VIH o algún tipo de hepatitis, las posibilidades de contraerla serán mayores».
La sexóloga concuerda. Dice que es más probable contagiarse de una enfermedad sexual por el ano que por la vagina ya que la morfología o la superficie son distintas y están diseñadas para usos distintos. Por eso es importante hacerlo con cuidado, pero agrega que, sin duda, es una zona que podemos disfrutar en lo sexual sin ningún problema
Aun así, es lógico que si no se practican los resguardos correspondientes podamos contagiarnos de una hepatitis o una infección de transmisión sexual. «Hay más posibilidades de contagio porque en el fondo las paredes del ano pueden sufrir micro abrasiones con el roce, que pueden deberse a la falta de lubricación, lo que a su vez puede generar un rompimiento de las paredes a nivel microscópico. Y como en el ano hay materia fecal, hay más posibilidades de contacto de las heces con la sangre y esto puede producir infecciones», concluye.
Dolor
«El sexo está hecho para disfrutarlo y nunca debería doler, independiente del tipo de sexo. Si te duele es porque no lo estás haciendo bien y, si es así, intenta evitarlo porque podría causarte un problema mayor en términos sexuales y puede derivar en alguna disfunción sexual más grave». Así lo plantea la sexóloga y atribuye el problema del dolor a la falta de lubricación y dilatación en la zona.
El ginecológo dice que el dolor se debe a que «el pene es más ancho y menos blando que una deposición. Entonces, al expandir el ano, se produce ese dolor. Eso explicaría porque a algunas personas les duele y a otras no».
Para que no se produzca esto, tenemos que tomar algunas preocupaciones extra. Estas tienen que ver principalmente con la lubricación y la dilatación. Así lo explica la sexóloga y agrega que el ano, a diferencia de la vagina, no es tan elástico, no se dilata y no se lubrica por sí solo.
Para potenciar la dilatación se recomienda usar un dilatador y el dedo. Estos deben estar lubricados idealmente con un lubricante a base de silicona o hibrido, no a base de agua porque ésta se absorbe y no será efectiva. Tampoco es ideal usar la saliva.
Otra manera de evitar el dolor es que la persona penetrada, independiente del sexo, tenga el control de la penetración. La sexóloga recomienda usar la posición del misionero en donde la persona que penetra está abajo y la persona penetrada está arriba. «De esa manera la persona penetrada mantiene el control de la profundidad y del ritmo. Eso es absolutamente necesario para asegurar una relación sexual placentera para que la persona penetrada no sienta dolor. Y así, tener una práctica segura con menos dolor y, por ende, una menor posibilidad de abrasión anal y menos posibilidades de infección», explica Figueroa.
Placer
Hay infinitas maneras de tener un orgasmo ya que este se produce en el cerebro. Con el sexo anal también puedes tener uno, pero va a depender de cada cual. «El orgasmo depende de cuán agradable sea la experiencia. Si es placentero, sobre todo en las primeras veces, nos aseguramos una práctica más saludable las siguientes veces» afirma Karen Figueroa.
«En general, cuando las personas, independiente del sexo, han practicado el sexo anal de manera dolorosa, cuesta más centrarlo en lo placentero. Pero, al contrario, cuando ha habido más experiencias positivas, la persona tiende a tener relaciones sexuales más placenteras y con más probabilidades de llegar al orgasmo» concluye la sexóloga.
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PENE INDÓMITO – FALOCENTRISMO
Roberto por otra parte, cuenta que ha tenido relaciones amorosas significativas anteriores sin embargo pareciera que Daniela, con quien sale hace solo un año, fuera “the one” o “la escogida”, le gusta mucho y está poniendo todo de su parte para que la relación sea fructífera y no estropear esta relación tan bonita. Su esfuerzo es tal para que la relación funcione, que arrendó un departamento para vivir solo con ella, cuando viviendo con los padres no tenía necesidad alguna y además podía ahorrar algo de dinero.
Roberto además pasa por un período de mucho estrés laboral, algunos roces con su jefe y lleva a cuestas lo que él describe como un “mal desempeño en la última relación sexual con Daniela”, desde donde relata que a pesar de estar muy excitado, su erección parecía ir y venir por voluntad propia lo que le generó en el momento mucha ansiedad siendo incapaz de ponerse el preservativo y por tanto según señala: “No fui capaz de cumplirle a la Daniela”. Este último pensamiento ha sido una tortura para Roberto quien está todo el día pensando en este evento descrito por él, como “desastroso”. “Justo cuando más quería que todo fuera perfecto con una mujer que realmente me gusta para compartir la vida, termino fallando”, “todo en nuestra relación está perfecto menos la parte sexual, y temo que Daniela me deje porque no la satisfago.” Relata.
Todavía es Domingo en la mañana y Daniela se desliza suavemente entre las sábanas, buscando a Roberto. Daniela por su parte es relajada y ama tocar el cuerpo de Roberto. Le abraza por la cintura y le besa el hombro saboreando delicadamente con la lengua su piel. Roberto se da cuenta y comienza a sudar frío y su corazón a palpitar fuertemente. Daniela continúa bajando su mano mientras pasa por el bajo vientre hasta llegar a la zona genital. El pene se encuentra en el más absoluto – y natural – reposo. Roberto al borde de una crisis de pánico. Daniela levanta la cabeza del hombro de Roberto, le mira con extrañeza y le dice: “¿Que pasa amor?, ¿Acaso ya no te gusto?” Roberto solo quiere desaparecer.
El relato anterior, a pesar de ser ficticio, es muy representativo de los variados relatos que recibo en terapia cuando hay dificultades con la erección, siendo el eje central de la queja, la incapacidad – a través de la perdida de la erección – de satisfacer a la pareja.
Entonces podríamos decir (y como a mí me encanta describir) que estamos ante la Reina Madre de las dificultades sexuales (Incluyendo las femeninas también), y esta sería: La creencia errónea de que “Un ser humano es capaz de satisfacer sexualmente a otro ser humano”.O Incluso peor, “Que el hombre (solo por ser hombre) tiene la responsabilidad de la satisfacción sexual femenina”.
Estas creencias erradas, son la base fundamental de muchas dificultades sexuales, porque la cultura falocéntrica nos obliga o nos mandata a satisfacer sexualmente a nuestras parejas y esto último es imposible, porque biológicamente es imposible satisfacer a otra persona. Solo podemos otorgarnos satisfacción sexual a nosotros mismos.
¿Otra creencia errada? “Si me esfuerzo puedo controlar mi pene”. La respuesta es No. No puedes. La función del pene es similar a la del corazón o la digestión. No puedo pedirle a mi corazón que se detenga ni a mi digestión que procese mi almuerzo más rápido de lo habitual porque me excedí en las grasas. Entonces la erección del pene dependerá de muchos factores siendo el más importante, el deseo sexual. El que se ve alterado gravemente por las creencias anteriores.
Finalmente en orden a superar estas dificultades, en conjunto a la ayuda terapéutica de un buen sexólogo, debemos erradicar de nuestra mente estas creencias y así (Solo así) la mente tendrá alivio y la función sexual será restaurada.
Nota: Para esta dificultad es importante descartar condiciones orgánicas o biológicas con un buen Urólogo, y por supuesto es un tema bastante más complejo en su análisis que solo lo descrito en éste blog, por lo que recomiendo asesorarte con tu sexólogo de confianza.
Un abrazo y nos vemos pronto!
Sexóloga Karen Figueroa García
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COMO TOCAR Y ESTIMULAR EL CLÍTORIS DE UNA MUJER
Entonces pareciera ser que en el momento del primer encuentro sexual con nuestras parejas, debiese caer sobre ellos un manto de conocimiento divino que le otorgue la sabiduría para adivinar mágicamente todo aquello que nos gusta, y es más, si no lo adivina, será duramente criticado y vilipendiado. En algunos casos, hasta podrían ser desprestigiados públicamente. Y esto me parece de una crueldad máxima.
Entonces desde todas estas burlas, me hago cargo y les regalo un súper tip educativo que enseño en terapia para aprender a estimular el clítoris de una mujer:
1) Estira la mano con la que escribes y haz el gesto de paz.
2) Junta los dedos índice y medio.
3) Golpea suavemente el párpado de tu ojo con ambas yemas de tus dedos.
4) Golpéalo de arriba a abajo, haz movimientos circulares en todas direcciones, frota, lo que quieras.
Y listo. De nada. Eso es todo. Así es cómo hay que estimular el clítoris, esa es la intensidad con la que tocas un clítoris (por supuesto muy estandarizado).
En definitiva, en el clítoris no harás nada que no harías a tu párpado.
Nota al margen, cada mujer es única y la intensidad con la que sentimos también es única. Así que deberás aprender con cada una… Sin embargo éste es un súper buen comienzo para explorar por primera vez. Puede que algunas prefieran un estímulo más intenso o más suave… Dependerá de ella, su capacidad de comunicación o asertividad sexual y tu habilidad para interpretarla.
Es así como tocar el clítoris de una mujer, ya olvidémonos de los «botones de ascensor» y los «guitarreos» en el clítoris. Por favor. (Y de nada chicas bellas)
Sexóloga Karen Figueroa García
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SEXUALIDAD EN EL POSTPARTO
Fernando casi no habla durante la consulta ginecológica. Está serio, reflexivo, quizás algo en shock mientras ve al médico revisando la cesárea de Magdalena. Este hombre extraño hurgueteando en mi mujer – piensa. Escucha a lo lejos las instrucciones del médico, con modulación parecida a la profesora de Charlie Brown de Snoopy, hasta que de pronto, escucha con absoluta claridad la siguiente pregunta del Ginecólogo: “¿Ya reanudaron las relaciones sexuales?” y continúa: “Porque deben tratar de evitarlas al menos durante el puerperio”. Fernando vuelve en sí mismo, su espíritu baja a su cuerpo, su corazón comienza a latir, a bombear sangre y a darle color a su rostro. Rápidamente se incorpora en la conversación: “¿Y cuánto dura el puerperio doctor?” El medico responde: “6 semanas” al mismo tiempo que Fernando enciende su teléfono para calcular y agendar dicho día.
Primero contextualizaré el escenario en el que viven las mujeres durante el postparto, en términos de lo que les ocurre a sus cuerpos:
- El rápido cambio del tamaño del útero: Al final del embarazo es tan grande como una pelota de fútbol, luego de parir pesa 1 kg, y a las dos semanas baja a 300 grs. Puede llegar a su tamaño normal mucho después de las 6 semanas del puerperio.
- Loquios: Pequeños restos de sangre y tejidos que la mujer expulsa desde el útero en forma de coágulos, pasados varios días se tornan rosados hasta desaparecer.
- Insomnio: No solo por la alimentación nocturna del recién nacido sino también por la brusca baja del nivel de la Progesterona.
- Hemorroides: Algunas mujeres las presentan por la fuerza ejercida al pujar.
- Estreñimiento: Durante el embarazo, los órganos se desplazan bruscamente para dar espacio al nuevo tamaño del útero con el feto en su interior. Cuando se da a luz, los órganos de manera aún mas brusca retoman su sitio lo que ralentiza el metabolismo provocando estreñimiento.
- Cansancio, fatiga y falta de aire: Propios de las nuevas exigencias de la maternidad y el desequilibrio de asignación de tareas familiares, en donde las madres muchas veces están sobre exigidas.
- Aumento de la sudoración: Presente en algunos casos y asociado también al punto anterior y hormonas.
- Molestias en los senos: La bajada de la leche en algunos casos puede ser dolorosa, sumado a la tensión de los pechos, sensibilidad en los pezones, y mala técnica de lactancia que puede provocar grietas en los pezones o en el peor caso, mastitis.
- Una tristeza que va y viene: Debido a las hormonas también, al cambio drástico en las vidas de las nuevas madres, y ese sentimiento de vulnerabilidad y desamparo ante la responsabilidad de la nueva criatura en brazos.
Y la tormenta de hormonas con las que lidian:
- Oxitocina: Produce las contracciones del útero durante el parto y después del parto es la responsable del sentimiento de protección, o instinto de cuidar al recién nacido.
- Endorfinas: Producen una sensación de felicidad e incluso pueden llegar a mitigar el dolor durante el parto.
- Adrenalina: Es la hormona de la defensa y de la alerta. Durante el parto, ayuda a que la mujer esté muy pendiente y consiente de su proceso y este efecto se traspasa al feto y hace que el recién nacido se muestre alerta y desarrolle sus reflejos más primitivos, necesarios para la supervivencia.
- Estrógenos y progesterona: Bajan rápidamente después del parto inhibidas por el efecto de la prolactina.
- Prolactina: Responsable de la producción de leche y baja la capacidad de lubricación vaginal.
Y finalmente los temores (algunos reales y otros no tanto),
Mujeres: Se sienten frágiles, vulnerables, en un cuerpo “vacío” o extraño. Extrañan sentir el hijo en el útero, sienten punzadas en la cicatriz de la cesárea o en el Periné, o incluso temen de la estética de dichas cicatrices o de la misma vagina. Temor a que los puntos “se abran” y a quedar nuevamente embarazada.
Hombres: hacerle daño a su pareja durante el sexo, dejar de asociar la vagina a lo sexual sino mas bien como canal de parto. Lo mismo sucede a los pechos, tan requeridos durante el acto amatorio, ahora son solo productores de alimento para el nuevo integrante.
TODO LO ANTERIOR NO SE ACABA MAGICAMENTE A LAS 6 SEMANAS (Como agendó Fernando)
El reencuentro sexual no es fácil. Aquella necesidad de intimidad física y emocional que siente la madre está absolutamente cubierta por el recién nacido y no deja espacio para la pareja.
Entonces queridos amigos, aprender a detenerse es clave, ser mas amorosos, tener conciencia de todo lo anterior descrito que sucede a la mujer en este período los hace mas empáticos y de seguro enriquecerá su vínculo sexual. Tener paciencia mientras se “sufre” este proceso y salir victoriosos de él. Para que esto ocurra hay varias herramientas que te pueden ayudar:
- Los Ejercicios Kegel: para devolver el tono muscular a la vagina.
- Lubricantes a base de agua: Para contrarrestar la resequedad vaginal para facilitar la penetración y elastizar los músculos del periné.
- Autoconocimiento: Saber exactamente que nos gusta, como, donde, y que la pareja esté en conocimiento de ésta información (Véase artículo “Es que no me hace llegar”)
- Hombre “Seductor”: Es muy importante que la pareja invierta tiempo en seducir al otro para generar el ambiente sexual que es tan escaso en el postparto.
- Mujer “En Control”: Una vez iniciado el acto sexual, la mujer deberá asumir “control” de dicha relación, en el sentido de avanzar a su propio ritmo, por ejemplo, para la penetración. Ella puede incorporarse arriba del hombre y controlar así la profundidad – y velocidad – de la penetración vaginal.
- Y por último (solo en caso de ser necesario) incorporar Técnica del Placereado, el cual consiste en varias etapas, de las que resumiré a solo 3, las que se deben realizar completamente desnudos ambos las veces que se desee durante la semana.
Placereado 1 y semana 1: Caricias sin genitales ni senos y sin penetración.
Placereado 2 y semana 2: Caricias incluyen genitales y senos pero sin penetración.
Placereado 3 y semana 3: Caricias incluyen genitales y senos y penetración.
Es importante finalmente destacar que la técnica del placereado es bastante mas profunda y versátil en su diseño, técnica y tiempos. Y se especifica en metodología diferente según sea cada caso o paciente. Acá se presenta una versión muy sencilla que se puede modificar a voluntad de la Mujer como ella prefiera, es decir, si desea acortar el tiempo del placereado 1 y alargar el placereado 2, pues hágalo! Esta todo perfecto. La única condición estricta para pasar de placereado 1 al 2 y del 2 al 3 es que la mujer así lo desee.
Espero todas estas técnicas les sean de mucha ayuda y les deseo mucha suerte al vivir esta hermosa – y agotadora – etapa que tan fuertemente marca nuestras vidas.
Karen Figueroa García – Sexóloga
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